Para poder resolver los problemas la mayoría de nosotros nos detenemos y miramos nuestros pensamientos creyendo que su contenido es importante. Lo miramos, lo analizamos, lo juzgamos e incluso imaginamos que significa algo sobre nosotros. Pasamos mucho tiempo mirando los contenidos y hablando de cómo nos hace sentir y, de manera tan inocente, mantenemos ese pensamiento viejo y constante en nuestras cabezas. Y mientras lo hacemos, evitamos que el pensamiento fluya, evitamos que se nos presente cualquier pensamiento nuevo. Detener los pensamientos y mirar su contenido francamente no nos ayuda. Quedamos atrapados en su contenido, ya sea que juzguemos el contenido como bueno o malo, agradable o desagradable, el caso es que detenemos el flujo del pensamiento. Creer en la importancia del contenido de nuestros pensamientos nos hace perder algo mucho más útil: nuestra relación con nuestros pensamientos.
Como nos relacionamos con nuestros pensamientos significa responder a la pregunta: ¿necesitamos sumergirnos en el contenido de cada pensamiento para sentirnos mejor y hacerlo mejor, o es más útil dar un paso atrás y dejar que los pensamientos fluyan? El primer enfoque implica investigar y dejarse hipnotizar por el contenido de cada pensamiento. El segundo incluye ver los pensamientos pasar sin abrir su contenido y comprender la naturaleza propia de nuestro preciado don de pensar: neutral, siempre en movimiento, sin forma y, por lo tanto, capaz de adoptar cualquier forma, infinitamente creativa e impersonal para dar respuesta a cualquier problema, sea cual sea. #coachingtransformativo #nadacambiaperotodoesdiferente
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